MARTIN VIZCARRA,
UN PRESIDENTE A LA
MEDIDA DE FUERZA POPULAR
La vergonzosa salida de PPK del gobierno se
produce después de protagonizar una férrea resistencia negando su implicación
en los escándalos de corrupción en contra del estado, con una aceptación por
los suelos y luego de revelarse públicamente el festín de la compra de votos de
parlamentarios para evitar la vacancia.
Es la democracia del dinero, de la extorsión
y del chantaje. PPK pasó del bailecito simplón a las expresiones destempladas: “no
nos vamos a dejar pisotear por unos delincuentes”; es una “conspiración
comunista”; son “terroristas”. Esta democracia y sus instituciones están
sumergidas en la podredumbre de la corrupción. El sistema no tiene credibilidad
en las mayorías populares. PPK debe ser investigado por el Ministerio Público
sobre los actos de corrupción vinculados al caso Lava Jato y otros.
Asumió la presidencia Martín Vizcarra, que ha
aliviado la crisis política, renovando
el gabinete, con César Villanueva como presidente de la PCM. Ha anunciado que
va a gobernar de la mano con los gobiernos regionales y se desmarca del
“gabinete de lujo”. El gobierno de los provincianos. Aparentemente cambian todo
para que nada cambie. No pretenden resolver la crisis estructural. Suficiente
con un poco de maquillaje al modelo de acumulación y mayor dinamismo a las
tareas sociales que el “gabinete de lujo” semiparalizó.
Pero la verdad es que, según el INEI, existen
375,000 nuevos pobres el último año mientras que, por otro lado, se dilapidan
alegremente los dineros públicos y crecen las exoneraciones de impuestos. Tal
como se encuentra la composición del poder, es imposible que el actual gobierno
emprenda reformas que beneficien a los sectores populares. Desarrollarán
políticas continuistas para servir al gran capital agremiado en la CONFIEP y
cumplir las exigencias del imperialismo yanqui. En esa orientación está la
firma de los contratos sin licitación con la empresa irlandesa Tullow Oil para
que explore y explote cinco lotes petroleros en el mar peruano que abarcan 2
millones de Has. de las regiones Tumbes,
Piura, Lambayeque, La Libertad y Ancash; la privatización de SIDERPERU, PETROPERU,
la refinería de Talara y los principales puertos.
En ese camino, el presidente Vizcarra, mediante
el canciller fujimorista Néstor Popolizio, ha optado por el continuismo de la
política de “perrito faldero” del gobierno peruano ante el gobierno
norteamericano en las maniobras intervencionistas contra la patria de Bolívar y
su retiro de UNASUR.
Nada nuevo nos ofrece el nuevo gobierno que
surge bajo el ala de la mayoría fujimorista en el Congreso. El capitalismo
neoliberal tiene que irse al basurero de la historia para que las cosas
cambien. Para que los peruanos podamos alcanzar un verdadero desarrollo
económico y social es necesaria una profunda revolución que haga justicia a las
mayorías pobres y oprimidas de nuestro pueblo.
Martín Vizcarra corre contra el reloj
cargando la enorme mochila que ha heredado de PPK. No tiene margen de error. El
pueblo está impaciente y quiere resultados rápidos. Empieza con un 54% de
aceptación; si el pueblo percibe que es más de lo mismo, con nuevas concesiones
al fujiaprismo para dar el marco de gobernabilidad, la crisis política se
acentuará.
La lucha contra la corrupción y la impunidad
es la mayor bandera de combate contra el sistema. Expresemos nuestro repudio a las
corporaciones, grandes empresarios y los políticos derechistas a su servicio.
Tenemos que desnudar ante nuestro pueblo las conductas mafiosas y la impunidad
que campean en la derecha política y empresarial y su raigambre antipatriota y
antipopular. Que las investigaciones lleguen al fondo, caiga quien caiga. Todos
los corruptos a la cárcel.
Tenemos que alzarnos contra los corruptos, a
lo largo y ancho del país, pese a que el gobierno criminalice la protesta
ciudadana. Y los líderes políticos y populares tienen que ponerse en primera
línea en esta hora de lucha.
Los hechos nos demuestran que en esta crisis
nadie va a defender los intereses de los pobres y explotados, de los
trabajadores sobreexplotados del campo y las ciudades, de los jóvenes
condenados al desempleo, de las comunidades andinas y amazónicas despojadas de
sus territorios, de los millones de peruanos y peruanas que sufrimos
hambre y miseria. Sólo los trabajadores y el pueblo lucharán por construir un
Nuevo Perú con justicia social y sin corrupción.
También es cierto que los de arriba ya no
pueden gobernar a manos libres como lo hacían antes porque los de abajo ofrecen
cada vez mayor resistencia hasta que se produzca el desborde popular y envíe a
la derecha a sus cuarteles de invierno.
Es necesaria una reforma electoral,
auténticamente democrática, que no sea la trampa para perennizar a los de
siempre y cerrar el camino a nuevos liderazgos. Este sofisticado modelo de
gestión de coimas es un triste símbolo de nuestra democracia secuestrada por el
poder del dinero. Los dueños del circo electoral creen que con su dinero pueden
comprarlo todo: candidatos, campañas millonarias para manipular las elecciones,
funcionarios, leyes.
Una de las raíces de la crisis es la
constitución fujimorista de 1993. No sirve como marco para realizar los
profundos cambios estructurales que el país requiere. Necesitamos una nueva
constitución. Los pueblos del Perú reclaman una nueva constitución que
favorezca los intereses de las mayorías.
Las diversas organizaciones del pueblo
trabajador deben articularse, concentrarse, organizarse, debatir en asambleas
populares para un mayor esclarecimiento sobre la problemática, movilizarse con
contundencia, generar un proceso constituyente que culmine en una nueva
constitución que permita implementar las reformas profundas que el país
necesita.
Desde los diversos sectores populares del
campo y de la ciudad debemos persistir en la construcción de una conciencia
crítica y correlación de fuerzas que nos permita derrotar a la derecha y ser
gobierno.
Las tareas fundamentales en esta nueva
coyuntura siguen siendo la construcción del FRENTE ÚNICO de todas las fuerzas
políticas y sociales progresistas y de izquierda en nuestro país, en primer
lugar, y la construcción del PARTIDO REVOLUCIONARIO, en segundo lugar.
Sin la más amplia unidad de todas las fuerzas
populares y de izquierda no podemos derrotar a la derecha política
proempresarial. Sin una dirección política tampoco. Ésas son nuestras nuestras
tareas fundamentales.
¡POR LA VIDA, LA PATRIA Y EL SOCIALISMO… VENCEREMOS!
CEN – PARTIDO
PUEBLO UNIDO